Como todos sabemos, lo de que Jesucristo nació en invierno es un mito comparable a lo de que Ben apareció en el desierto después de mover la isla. Sesudos señores con mucho tiempo libre han cotejado la Biblia –en la que no aparece ninguna fecha- y han llegado a la conclusión de que, por las ropas que visten los personajes de la novela, si estuvieran en invierno se les deberían estar quedando los pezones congelados. Y, como no se habla de eso, se ha llegado a la conclusión de que el Rey de los Judíos nació (si nació) allá por junio o julio.
La base de celebrar su nacimiento el 24 de diciembre está en un oscuro pasaje de los Evangelios que dice que nació seis meses que su primo Juan Bautista cuya madre, a su vez, se puso de parto en no se qué fiesta de la cosecha que se celebraba por el solsticio de verano, es decir, el 24 de junio. Aun suponiendo que todo eso fuera cierto, qué puntería nacer justo seis meses después que el primo, ni un día antes ni un día después. Ni Chuck Norris, oiga.
Realmente todo esto es tradición posterior inventada. En principio los cristianos eran una secta perseguida y no debía notarse mucho que celebraban sus fiestas. Solución: hacerlo a la vez que las fiestas imperiales, como el Sol Invictus o las Saturnalias, celebradas en el solsticio de invierno para festejar que desde entonces el sol se va haciendo más fuerte. Y ahora llega lo divertido: hoy en día una tendencia neopagana sostiene que hay que abolir la irracional fiesta de Navidad para sustituirlo por el Sol Invictus, fiesta mucho más racional (¿¿??) porque celebra un acontecimiento científico como es el solsticio.
¿Perdón? ¿Qué tiene eso de más racional que el culto al Multiplicador de Panes y Peces? Aparte de que la fiesta en tiempos romanos nunca fue ninguna clase de acontecimiento científico (se adoraba a dioses como Gabal o Mitra, personajes con la misma base científica que el Conversor de Agua en Vino)... ¿por qué coño necesita el sol que celebremos nada? El solsticio una cosa que pasa, punto. Si lo conmemoramos como acontecimiento científico, es mejor idea que festejemos la gravedad, que pasa todos los días, y así vivimos en un estado de fiesta permanente. O a lo mejor lo que pasa es que mucha gente necesita quedar como ateísima pero no quiere privarse de las comilonas, el turrón y los regalos bajo el Árbol del Solsticio.
A esa gente yo les digo algo: tranquilos, hace mucho tiempo que la Navidad dejó de ser una fiesta religiosa. Celébrenla sin problema.
Letanía del nuevo tiempo
Hace 2 años