lunes, 21 de septiembre de 2009

jueves, 3 de septiembre de 2009

Querida Clara:

Los minutos pasan, pasan, pasan. Tú lo sabes. Pero el reloj no. Y se niega a moverse, se niega a mover una sola de sus agujas. Es un reloj de pulsera, viejo, cascado, ni sé por qué se ha parado, ni por qué me lo han dejado. Quizá para que me martirice viendo pasar el tiempo, sin saber ellos que eso ya es imposible. O quizá para torturarme con esa inmovilidad infinita, si es que han descubierto que la pila no funciona.

Me duelen las muñecas. Será por la humedad. O quizá es el peso del reloj, el reloj parado, intentando hacerme creer que detener el tiempo es quizá posible. No, nunca, quimeras. Yo no quiero parar el tiempo. Sería inútil. Y si yo estoy hoy aquí es por algo, si ellos están allí, al otro lado, esperándome, no les daré el placer de intentar huír, y si mis compañeros preparan algo o no, da igual, no merece la pena. Nunca. Parar el tiempo sería rendirse. Negarse que lo hecho haya servido para algo.

El suelo está duro. Asquerosamente duro y mojado. Hay humedad en toda la celda. Ni un solo resquicio fuera de esta jaula de piedra y crueldad. Ni un rayo de luz. Solo humedad, la humedad que ya es mía, que se hunde en mis muñecas, que perfora mis muñecas, que parece detener el tiempo en la eterna inmovilidad de las agujas del reloj. No, el tiempo nunca se detiene, nunca es tan atroz ni tan misericordioso. Ninguna de las dos opciones es la correcta. El tiempo pasa, siempre pasa. Para unos comienza, para otro cambia, para mí se acaba.

Y la humedad perfora mis muñecas, estrecha las argollas, argollas de debilidad y muerte, corta mis muñecas, hace sangrar mis muñecas. Mi dedo y la sangre. Nada más.


"Cuando esta carta llegue a ti, ya no existiré. Y aunque mamá te explicará porqué no estoy, debes de saber, que he vivido hasta el último instante de mi vida con mucha honra y mucho orgullo, y siempre fiel a mi ideal. No fui un cobarde, no robé a nadie, luché sin tregua hasta el final. Y he muerto dando la cara al enemigo.

Si cien vidas tuviese, las cien daría por defender a la República. No creo que el Fascismo consiga vencer. Pero si la maldad de los falangistas pudiera más que la razón, no ayudes nunca a mis asesinos, no hay que tener consideración, que hoy no la tienen hacia nosotros. En algún momento podrás saber de todas las atrocidades que han cometido.
Solo te pido que cuides a mamá, a tus tíos y a tus abuelos. Y mira bien por tu hermano, no os peleéis y trata de ayudarle, y que él te ayude siempre.
Salud y felicidad, mi último pensamiento será para vosotros. "

sábado, 15 de agosto de 2009

Supuestos

1. SUPUESTO

a) PEPE se descarga una canción de Internet.

b) PEPE decide que prefiere el disco original y va a El Corte Inglés a hurtarlo. Una vez allí, y para no dar dos
viajes, opta por llevarse toda una discografía. La suma de lo hurtado no supera los 400 euros.

ACLARACIÓN: La descarga de la canción sería un delito con pena de prisión de 6 meses a dos años. El hurto de la discografía en El Corte Inglés ni siquiera sería un delito, sino una simple falta (artículo 623.1 del Código Penal).


2. SUPUESTO

a) CARMEN se descarga una canción de Internet.

b) CARMEN va a hurtar a El Corte Inglés y, como se la va la mano, se lleva cincuenta compactos, por valor global de
1.000 euros.

ACLARACIÓN: Seguiría siendo más grave la descarga de Internet. El hurto sería un delito, porque supera los 400
euros, pero sería de menor pena que la descarga (artículo 234 del Código Penal).


3. SUPUESTO

a) JOAQUÍN, en el pleno uso de sus facultades mentales, se descarga una canción de Malena Gracia.

b) JOAQUÍN en un descuido de Malena Gracia, se lleva su coche y lo devuelve 40 horas después.

ACLARACIÓN: Sería mas grave la descarga. El robo de uso de vehículo tiene menos pena, a tenor del articulo 244.1
del Código Penal.


4. SUPUESTO

a) Ocho personas se intercambian copias de su música favorita.

b) Ocho personas participan en una riña tumultuosa utilizando medios o instrumentos que pueden poner en peligro sus vidas o su integridad física.

ACLARACIÓN: Es menos grave participar en una pelea que participar en el intercambio de compactos. Participar en
una riña tumultuosa tiene una pena de tres meses a un año (artículo 154 del Código Penal)y el intercambio tendría
una pena de 6 meses a 2 años (artículo 270 del Código Penal). Si algún día te ves obligado a elegir entre
participar en un intercambio de copias de CDs o participar en una pelea masiva, escoge siempre la segunda opción, que es obviamente menos reprobable.


5. SUPUESTO

a) JUAN copia la última película de su director favorito de un DVD que le presta su secretaria Susana.

b) JUAN, aprovechando su superioridad jerárquica en el trabajo, acosa sexualmente a su secretaria Susana.

ACLARACIÓN: El acoso sexual tendría menos pena según el artículo 184.2 del Código Penal.



Todas las referencias legales son adecuadas. La verdad, proteger la propiedad intelectual más que la libertad sexual o la salud...

viernes, 31 de julio de 2009

Carta a la AVT

Me enteré recientemente de la noticia de que el pasado 26 de Junio la AVT ha acusado al grupo Lendakaris Muertos, junto con otros más, de hacer apología del terrorismo, y que ha animado a que se prohíban sus actuaciones en diversos festivales este verano[1]. Asimismo, un vistazo a la sección de noticias de su página web muestra que no es la primera vez que lo denuncian, ni a este grupo ni a otros.

Quiero rebatir la veracidad de estas acusaciones para el grupo Lendakaris Muertos.

Lendakaris Muertos es un grupo navarro de punk de la vieja escuela. Hace punk clásico, con temáticas polémicas y, sí, refiriéndose a la violencia. Pero no podemos decir que pertenezca al entorno de la izquierda abertzale, ni mucho menos que sea proetarra. ¿En qué nos basamos para sostener esta afirmación? En que una buena parte de sus canciones está dedicada a reírse de la izquierda abertzale.

Valgan como ejemplo las dos canciones que ustedes han considerado ofensivas[2]: Fuimos ikastoleros y Veterano de la kale borroka.

La letra de la primera empieza diciendo “¿Dónde se esconden las pistolas? / En los pupitres de las ikastolas”. Es altamente improbable que un grupo abertzale acuse directamente a estos establecimientos educativos de formar etarras. A partir de ahí, toda la estructura de esta supuesta educación etarra se desvela irónica. La burla alcanza su apogeo en el verso 7: “Todo el que tenía RH negativo / cuando llegaban las notas le daban un positivo”. Es un uso bastante claro del recurso estilístico llamado antítesis, y mueve a la risa por la mera imagen de un profesor subiendo la nota a unos alumnos por su grupo sanguíneo. Posteriormente llega a acusar a las ikastolas de matar profesores españolistas. Si la canción está redactada por un grupo proetarra, desde luego no les está haciendo ningún favor.

En cuanto a Veterano de la kale borroka, trata de un miembro de este movimiento vandálico que exige que sus “cicatrices de guerra” le permitan obtener una pensión del Estado, igual que los veteranos estadounidenses de Vietnam. Estamos de nuevo ante ironía: no es razonable pensar que un vándalo callejero, por mucho que se vea a sí mismo como un luchador por la libertad, reclame una pensión. (...)


[1] http://www.avt.org/noticias.php?noticia=181
[2] http://www.avt.org/docs/LETRAS%20OFENSIVAS%20LENDAKARIS%20MUERTOS.pdf
http://www.lendakaris.com/letras.php


Esta es la carta que Kunster y yo le estamos escribiendo a la AVT. A ver si sirve para algo.

sábado, 25 de julio de 2009

Que ser libre no es un cuento

Envuelto en su manía persecutoria, cerró la puerta. Así había sido siempre, siempre desde que él recordara. Su corta vida no era más que una sucesión de personas que le repetían, una y otra vez, que no servía de nada tener miedo. Luego vinieron las camillas, los fingidos gestos de comprensión, los rostros que, seleccionando cuidadosamente hasta el más mínimo levantamiento de cejas, intentaban empujarle a seguir hablando. Y no sé, doctor, no sé por qué me pasa. Pero daba igual, siempre dio igual, porque ellos lo sabían (creían saberlo) todo sobre él antes que él mismo tuviera siquiera idea de si hacía calor o frío.

Así que cerró la puerta. Dentro, el miedo; fuera, la luz. No tenía muy claro cual de las dos cosas prefería. La luz siempre le había inspirado pánico: todo el mundo podía verle cuando había luz. En cambio, el miedo en sí mismo ya no le aterraba, había aprendido a convivir con él, tal y como se hace con cualquier otro animal doméstico. Por las noches, el miedo era su compañero de cama. Se introducía bajo las mantas, sutil al principio y más agresivo finalmente, reptaba hacia él en silencio, conscientre de que para realizar ciertos actos no hacen falta las palabras. Al llegar el alba, era él quien madrugaba y preparaba el desayuno, mientras que el miedo, perezoso, seguís durmiendo algunos minutos. Podría decirse que ese era el único momento del día en que realmente se sintiera solo, en que realmente se sintiera libre.

Por lo demás... dentro de la sala no había nada. Nada, como siempre. Como estaba condenado a continuar siendo. El miedo. Las voces. De nuevo.


- ¿Ya has despertado? Te prepararé el desayuno.

Luz. Más luz.

- Sí, mamá.

viernes, 24 de julio de 2009

Constitución

La palabra “Constitución” tiene una larga historia. En tiempos de los romanos, una constitución era una norma jurídica que redactaba el emperador, en oposición a una ley, promulgada por los comicios. La palabra permaneció en el lenguaje de la Edad Media y la Edad Moderna para designar una de las múltiples normas que reyes y emperadores absolutos podían dar: como todas provenían del rey, la diferencia entre la constitución y otros documentos –decretos, edictos, leyes...- desapareció.

En el siglo XVIII las cosas empezaron a cambiar. Apareció la idea de que los seres humanos –todos ellos- tenían una serie de derechos naturales (libertad de expresión, propiedad, libertad de culto...) que el Estado estaba obligado a respetar. Y, como veían que los reyes absolutos hacían cualquier cosa menos eso, una serie de filósofos –Locke, Rousseau, Montesquieau...- propusieron una nueva teoría estatal: los países no podían depender de una persona que ejerciera todas las facultades del Estado, sino que estos deberían estar en tres poderes, que, mediante un adecuado equilibrio, impedirían la tiranía:

· El poder legislativo, o capacidad de hacer las leyes, debía residir –en todo o en parte- en una asamblea de ciudadanos electos.
· El poder ejecutivo, o capacidad de ejecutar las leyes, debía residir en el rey y sus ministros o en la figura republicana equivalente.
· El poder judicial, o capacidad de condenar a los ciudadanos por transgredir las leyes, debía residir en jueces independientes.

Así, la teoría estatal liberal puede resumirse en dos aspectos: a) Reconocimiento de los derechos naturales que tienen las personas; b) Separación de poderes para garantizar estos derechos. Pues bien: la norma jurídica en la que deberían estar contemplados estos dos aspectos es la Constitución. O, en palabras del artículo 16 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano: Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada y la separación de poderes determinada no tiene Constitución.

A esta definición, clásica en el terreno del derecho político europeo, se le ha añadido posteriormente otra idea: una Constitución tiene que venir del pueblo, es decir, ser elaborada por un Parlamento electo. Esto es así para excluir de la categoría de Constitución a las llamadas Cartas Otorgadas: normas redactadas por un rey absoluto en las que limitaba parcialmente su propio poder, pero manteniendo su primacía frente al Parlamento. Probablemente los legisladores franceses ni siquiera pensaban en la existencia de estas normas cuando redactaron su Declaración: ellos daban por hecho que la soberanía residía en la nación y no en el rey.


¿Sabéis? Estoy escribiendo un libro
¿Sabéis? No se me ocurría tema.

martes, 23 de junio de 2009

Te recuerdo Víctor

16 de septiembre de 1973, Estadio Chile. Cientos de personas –muchos de ellos alumnos o profesores de la Universidad Técnica del Estado- están presas después de un sangriento golpe militar. El oficial Edwin Dimter, El príncipe, se acerca a uno de ellos y descarga 44 balas sobre uno de ellos. Es Víctor Jara.

O eso es lo que se ha creído hasta ahora. 35 años después de los sucesos acontecidos en el Estadio Chile se ha descubierto que los que realmente dispararon a Jara eran dos soldados rasos -José Adolfo Paredes Márquez y Francisco Quiroz Quiroz- a los que un suboficial desconocido ordenó el asesinato después de pegarle él mismo un tiro a Jara jugando a la ruleta rusa. No eran soldados profesionales: Paredes en concreto era estudiante de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes, institución pública en la que se realizaba el servicio militar, y luego se ha ganado la vida como obrero de la construcción.

Podemos decir que se ha hecho justicia y quedarnos tan tranquilos. Pero no es tan fácil. Lo cierto es que estamos ante dos mandados, dos personas que en el golpe de estado que daba acceso a una dictadura militar tuvieron que obedecer órdenes so pena de consecuencias previsiblemente graves. Luego ocultaron el hecho durante años: ¿quién sacaría a la luz que fue el asesino de uno de los héroes nacionales de su país? Por lo demás esta es la posición de la familia y la representación procesal de Jara, que incluso espera que Paredes no reciba sentencia. Ahora a por quien hay que ir, afirman, es a por el suboficial desconocido y a por todos los que dieron las órdenes.

Con suerte lo conseguirán.

martes, 9 de junio de 2009

Conoce tus derechos

Número 1: Tienes derecho a no ser matado. El asesinato es un crimen, excepto si es cometido por la policía o la gente con dinero.

La calle, tan vacía como siempre. Avanzas cabizbajo, no sabes lo que quieres. Tú, que siempre habías creído saberlo. Ahora te refujias en pantalones tobilleros y piedras en los bolsillos. Nada queda, nada queda de todo lo que fuiste, de todo lo que eras. No voy a preguntar qué fue de eso. No quiero una explicación. Simplemente sonríe. No. Sonríe. No. Oh, mierda, sonríe, sonríe como cuando hablabas de esas piedras no en las manos, sino en el aire. Cuando creías que esas piedras podían cambiar algo. Cuando tus piedras tenían forma de palabras y de ideas estructuradas, que iban escapando una a una fuera de ti en forma de entrañas escupidas a la cara del contrario. Cuando en realidad no había contrario. Cayó ella, cayeron todos, uno por uno, en un mudo grito de angustia que fue apagado por los golpes de las culatas. Cayeron tus puños en alto. Se cayó, se calló tu alma.

Número 2: Tienes derecho al dinero de los alimentos que produces. Por supuesto, no importa un poco de investigación, humillación. Si se te ocurre decir algo, rehabilitación.

Te esperan al final del túnel, eso dicen, al menos. ¿Vas a reunirte con ellos? ¿En serio crees que merece la pena? Ya lo hiciste, no hay marcha atrás. Ojo por ojo, diente por diente... y que el mar se trague los restos. Ya sabías lo que iba a pasar, era imposible que todo acabara de otra forma. Ellos lo hicieron, te jodieron la vida, os la jodieron a todos. Después de eso, tenías dos opciones. Elegiste no tragar más, no aguantar más mierda. Y hay quien diría que tú te lo has buscado, pero yo sigo pensando que hiciste lo que debías. Ya has aguantado bastante, ya has lamido los suficientes culos. No tenías más remedio. Te lo quitaron todo.

Número 3: Tienes derecho al libre discurso, mientras seas lo bastante mudo como para no expresarlo.

Te lo creíste, te lo creíste todo. Las promesas nunca han sido más que eso, promesas, y más en este contexto. Ahora quiero ver ahí, en esos ojos azules, una mirada de orgullo. Dirigida a ti mismo. Muerte o gloria. Grita más que nunca, más que nunca. Y nunca olvides, ésa es la única forma efectiva de dejarse morir.


¿Tus otros derechos? ¿Éstos no son bastantes?
Tienes derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que digas podrá ser usada en tu contra.

miércoles, 3 de junio de 2009

"La violación, ¿fuera del Código Penal?"

Esta pregunta es la que se hace uno de los articulistas de Alfa y Omega, la revista de la Conferencia Episcopal Española. Evidentemente no está pidiendo que se despenalice este delito, pero la cuestión es que, después de decir que no va a frivolizar con el tema, ataca con su argumento principal: lo único que justifica que la violación esté tipificada es esa rancia concepción católica de honestidad, pudor, matrimonio y procreación. En otras palabras: si el sexo es mero entretenimiento, obligar a una persona a mantener relaciones sexuales es tan impune como obligarle a ver una película. O, en sus palabras, “Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal”

El argumento es rechazable desde muchos puntos de vista. El primero es precisamente que los delitos contra la libertad sexual son precisamente contra ésta, contra la libertad sexual, y no contra la honestidad. Sostener lo contrario nos lleva a permitir las violaciones de personas deshonestas (prostitutas) o en contextos en que no hay atentado a la honestidad (dentro del matrimonio) como pasaba en el Código Penal franquista.

También podemos atacar por las premisas: obligar a una persona a realizar un entretenimiento que no quiere realizar no es delito, dice. Mentira: si para ello se la encierra estamos ante unas detenciones ilegales; si se la intimida o se usa la violencia contra ella, ante unas amenazas o coacciones. Por mucho que el resultado sea lícito (ver una película) los medios no lo son (usar la fuerza), porque atacan a la libertad de la persona de decidir si quiere realizar ese entretenimiento. Igual pasa en el caso del sexo: obligar a una persona a mantener relaciones sexuales es delito por el atentado a su libertad que supone. Igualmente es más grave que unas meras coacciones por atentar, además, contra su intimidad.

En el centro de nuestro sistema penal está la libertad. A ver si lo van aprendiendo.

sábado, 23 de mayo de 2009

La estrategia del doberman.

Ya empieza la campaña electoral para las elecciones europeas. Se nota: por las paredes de nuestras ciudades ya están repletas de publicidad genérica sobre la necesidad de votar y de propaganda específica de cada partido. Me divierte especialmente la del PSOE. Seguro que la habéis visto: el cartel se divide en dos partes, una roja, arriba, y una azul, abajo; en la de arriba hay toda clase de valores positivos (“Servicios públicos”, “Trabajar por la paz”, “Florecillas del campo”), quedando para la de abajo los negativos (“Negocios privados”, “Usar el miedo”, “Capitalistas con puro y chistera que dicen mwahaha”). Entre ambos campos hay un “versus” y, debajo del todo, el logo del PSOE con el lema “Este partido se juega en Europa”.

Es hilarante que la vicepresidenta de un Gobierno sustentado principal –y únicamente, o eso parece- por el PSOE diga que quiere una campaña electoral “de ideas”, porque la propaganda de su partido se basa en todo menos en eso. Se trata de la llamada estrategia del doberman: votadnos, que los otros son peores. Para ello difunden vídeos en los cuales insinúan que toda la derecha es poco menos que nazi (para luego decir que si el PP se da por aludido será por algo, pio pio que yo no he sido), se inventan a un personaje de dibujos llamado Oreja Mayor con el que pretenden burlarse de su rival y lanzan bonitas y buenrollistas consignas.

El objetivo de todo ello es crear una cortina de humo, disimular su falta de propuestas para llevar a la izquierda a una UE cada vez más desaforada y neoliberal. Se trata de ganar unas elecciones que no pueden permitirse el lujo de perder, y para las que además parten con desventaja: es bien sabido en el ámbito de la ciencia política que los ciudadanos aprovechan las elecciones que perciben de menor importancia (las locales y regionales, las de mitad de mandato en EE.UU., las de la UE en Europa...) para emitir un voto de castigo a bajo coste. Es decir, avisar a un Gobierno que no quieren que caiga de que hay cosas que está haciendo mal.

¿Es correcto considerar estos comicios como de segundo orden? Lo cierto es que sí, por desgracia. La UE tiene un peso cada vez mayor en nuestras vidas, es verdad, pero el proceso de toma de decisiones tiene como eje el Consejo, y no el Parlamento, por lo que la composición de éste es, si no irrelevante, sí poco importante.

En buen romance: si este partido se juega en Europa da bastante igual que vayas con los rojos, con los azules o que te quedes en casa a escuchar los rebuznos de los que ganen.

lunes, 18 de mayo de 2009

Hostias como panes

La caballería rohirrim se encuentra en el centro del islote que conforma los vados sobre el río Isen. Por sus dos flancos hordas de uruk-hai y dunlendinos se abalanzan contra ellos. Las defensas de los de la Marca saltan y un medio-orco se lanza sobre Théodred, abatiéndole con su hacha. El hijo del rey cae muerto, los rohirrim se agrupan para resistir el último ataque, la Mano Blanca carga. Pero de repente resuena un cuerno de batalla: Elfhelm, con una fuerza procedente de Edoras, corta como un cuchillo a los orcos y les dispersa. Yo, presente entre las fuerzas orcas, participo en las multitudinarias cargas y disparo contra esos malditos jinetes. Sin embargo, de repente levanto los ojos y veo un proyectil viniendo hacia mí. No me puedo apartar, no puedo correr, no puedo cubrirme. Me va a matar. Adelanto la cara para recibir la muerte en toda su plenitud. Se acerca, se acerca...

...y me estalla en la cara, reventando en pan.

Ayer se celebraron las Fiestas del Pan, evento multitudinario donde los haya en el que un par de centenares de personas –llegamos por fin a los 200- nos hostiamos con pan. Así, como suena. Sin razón, más que celebrar el cumpleaños del organizado, Panjin, y desestresarnos un poco. Todos los años se monta una de las batallas de la Tierra Media: ayer tocó la primera de los Vados del Isen; el año pasado la de Valle y en 2007 la de la Puerta Negra. Con Puerta Negra gigante incluida, sí.
Probablemente nuestros (escasos) lectores piensen al ver esto que se trata de una frikada sin mayor fundamento. Y la verdad es que sí, es exactamente eso. Pero es divertida y descargas adrenalina, que es, al final, el objetivo de las diversiones colectivas. Total, ¿por qué hay que justificarlas?

miércoles, 6 de mayo de 2009

Rudie can't fail

No, desde luego ahora no. Nada más de eso. Fin. Se acabó.

Hace tiempo que las calles de Londres dejaron de estar mojadas, que se rompieron las cadenas y que se volvieron a soldar. Ahora llueve de nuevo, con ese ritmo lento y triste que tiene siempre la ciudad. Se han olvidado de que existimos. Los niños pisan los charcos, no protestan, asienten en silencio. Las señoras gastadas arrastran pesados y elegantes paraguas por las aceras. Las ventanas, cerradas a cal y canto, no son sino la negación de la realidad.

Hoy estoy cansado. Hace días que me cuerpo se pudre en el colchón, a tu lado. Las botellas de cerveza vacías se acumulan en la habitación. No me apetece salir a ver el mundo, no quiero darme cuenta de en qué nos hemos convertido. Solo quiero estar aquí, inmerso en el aire insano fruto de toses y suspiros, decrépito junto a ti.

En la mesa hay algo de fruta. Unas manzanas, creo. Lástima que ya no puedas hacer compota, nunca se me han ido las ganas de volv
er a probarla. En el perchero del fondo ondea tu abrigo, ése marrón con manchas blancas. Me acuerdo que lo decoraste pintando paredes. No sé qué habrá sido de esos gritos de libertad, qué será de ellos ahora. Solo recuerdo las palabras, los besos, los llantos. Las letras brillantes, retadoras, robadas a un muro negro como el tizón. Y que llovía. Como siempre, ese día también llovía...

A veces me acuerdo de las burlas, de los insultos. De las risas cuando dijiste que no te importaba, que lo intentarías. Mi reina. Me dijeron tonto por escucharte, por creerte, por hacerte caso. Y ya ves, el tiempo les hizo la contra. Es lo que suele pasar, el tiempo siempre hace la contra.

Hace un año, estábamos los dos haciendo planes y pintando mapas. Nos llenábamos la boca de espasmos, las manos de sueños. Éramos tan jóvenes que pareciera que hayan pasado diez años. Ahora nadie sueña. Las cadenas se han vuelto a soldar, y tu sonrisa nunca más volverá a iluminar ese mundo de luchas y contradiciones. Las calle
s, muertas de angustia, contemplan el ir y venir de las gentes. Saben que no tienen ninguna meta.

Y Londres tan vacía, tan vacía y tan llena... Siento que me reduzco a la nada y que estoy relleno de demasiadas cosas como para desaparecer lo suficientemente rápido. Cuando todo esto acabé, no sé dónde iré. No sé si hay un solo sitio al que pueda ir. Rudie me la trajo ayer, ¿sabes? Probablemente acabe haciéndolo, no creo que tenga otra opción. Tú descansa, pequeña, descansa y alza el puño. Eres fuerte, siempre lo has sido. Que esa fuerza no cese cuando tu corazón se detenga.

Hoy estoy cansado, demasiado cansado. Quizá soñamos demasiado, quizá intentamos volar demasiado alto. El caso es que las horas se suceden sin que los días se dignen a repetirse. Y sé que te están buscando, amor, sé que lo hacen. Me lo dijiste aquella vez en el metro, poco antes del disparo. Yo ya sabía que te buscaban. Sé que lo siguen haciendo. Mi amor, Londres calla, Londres duerme, silenciosa y muda como una amante fiel.

Mi amor, la gente me está esperando. Tengo que irme. Recuerda siempre la vida como lo que es. Ese grito profundo que nos impulsa a seguir adelante. No cambies nunca y no te preocupes por mí. Esta vez no. Rudie can't fail.

jueves, 30 de abril de 2009

Patrimonio de la Humanidad.

Aunque haya dejado de tener una intensidad comparable a la que había cuando se destapó siguen cayendo peperos por la trama de corrupción generalizada que había en Madrid y Valencia. Decenas de personas se van a ver pringados, entre ellos algunos aforados: si bien la trama no ha tocado a la presidenta de la Comunidad de Madrid ha hecho mucho daño entre su Consejo de Gobierno y se ha llevado por delante a la mitad del Ejecutivo valenciano. Camps, al parecer, no volverá a presentarse a las elecciones.

Y esto me induce a una reflexión: en los ’80 y ’90 el Gobierno de Felipe González, anquilosado y sobredimensionado, gozador de mayoría absoluta y acaparador del poder durante toda su etapa, se convirtió en un nido de corrupción que déjelo usted ir. Basta mirar cualquier medio de información general de la época (“El Mundo”, “El País”, “El Jueves”) para comprobar que hasta los medios afines al Gobierno se veían obligados a hablar de las continuas –casi diarias- corruptelas.

Esto permitió a ciertos sectores de este país esbozar una idea que caló en los cerebros de la gente y que, más o menos, se resume así: “Izquierda = corrupción; derecha = honestidad”. Pues bien: gracias a toda la trama Gürtel esta concepción está saltando por los aires. Y debemos felicitarnos por ello, porque identificar una ideología con más o menos corrupción es un reduccionismo ridículo: la izquierda no es más corrupta que la derecha; la derecha no es más corrupta que la izquierda.

En todas partes cuecen habas. Hay alcaldes corruptos y hay funcionarios de ínfima categoría honestos. Las personas no roban por principios, por evitarse un escándalo, por dar una imagen limpia, para poder denunciar con tranquilidad los escándalos de los otros, por mil razones. Los hay que roban sólo si les pasa el dinero por delante, pero también existen otros que montan una gigantesca trama para llevárselo crudo; los hay que sobornan y los hay que se dejan sobornar, pero también existen funcionarios que no aceptan dádivas. Y luego, de todos estos, algunos votarán al PP, otros al PSOE, otros a IU y otros a los nacionalistas periféricos.

La corrupción no depende de la ideología. Es un mal endémico de la Humanidad que debemos luchar por erradicar.



sábado, 18 de abril de 2009

SICE

A la llegada no estaba yo muy convencido. ¿Una simulación del Congreso de los Diputados, a la que asistían los más fachas de mi clase y ninguno de mis amigos? ¿Qué hacía yo allí? Nada, pensaba. Y más cuando vi el hostal: si alguna vez os dan a elegir entre alojaros en el Olé en Sevilla y que os golpeen con un cenicero y os tiren al río elegid la segunda opción. Es más rápida.

Pero esa noche empezaron ya las cosas concretas. En los Reales Alcázares, donde era la cena de presentación, mi partido –la Coalición de Izquierdas- me encargó ya un trabajo: prepararme para hablar a favor de la admisión a trámite de una de las leyes planteadas, la más impopular por aburrida, y a la que me ofrecí voluntariamente en un ejercicio de inmolación.

Y empezó la vorágine. Me vi arrastrado por el SICE, y esto es literal. Discursos ante el Pleno para lograr la admisión a trámite, trabajo en comisión, reuniones y conciliábulos buscando aislar a ALCE (Alianza Liberal-Conservadora Española) y a los transversalistas, preguntas, “¿hasta donde puedes transigir?”, “no cederé en el derecho foral pero puedo transigir en la lengua”, discursos, aplausos, pataleos, abucheos, espantás de diputados, llamadas, mi Proposición No de Ley sobre laicismo, mítines disfrazados de debates entre políticos profesionales...

¿Y qué me queda? Me queda una experiencia emocionante e interesante a más no poder. Me quedan conocimientos prácticos de política. Me queda el recuerdo de haber subido al estrado ante 210 personas para someterme a sus preguntas sobre por qué sería bueno favorecer el laicismo. Me queda una relación más profunda con personas que ya conocía y nuevas amistades. Me queda mi candidatura a mejor orador del SICE y mi tercer puesto, obtenido frente a dos oradores profesionales. Y me queda mi puesto en el COSICE (Comité Organizador del SICE) como delegado ante la UAM, con los cometidos de dar a conocer el evento para el año que viene, entrando en tratos con las instituciones universitarias si es necesario.

El SICE me ha absorbido. Recargando para 2010...

lunes, 13 de abril de 2009

Es mi guerra

¿Sabes? Mírala, podría parecerte indefensa, acorralada, tal vez buscando un gesto de ayuda. En realidad es una trampa mortal. Aquel que se acerque a ella por curiosidad o misericordia tan solo encontrará de vuelta mordiscos y arañazos. Y sin embargo, los infelices se matan por recibir esas muestras de desprecio. Ella los aprisiona, los estrangula, rodea sus cuerpos anhelantes de no se sabe qué hasta que apenas pueden respirar.Ellos creen que es... ¿un regalo? De los dioses, el cielo. Bah, infelices, es un presente del infierno. Disfruta haciéndoles éso. Mírale, ahí va otro: se acerca, pregunta. Ella sonríe. Hipócrita. Sé lo que pasará a continuación. Oh sí, lo sé muy bien. Puedo ya oír los gritos de angustia, de dolor, de ansiedad, de extenuidad. Los aullidos que indican la muerte de la voluntad del desdichado.Ella está sonriendo ahora, mírala, se retira los cabellos del rostro, ese rostro tan hermoso. Juguetea con su sortija. Desvía la mirada. Animal salvaje convertido en niña indecisa. Protégeme, parece decir. Y él, con su imbécil naturaleza, le hará caso. Estúpido, estúpidos.
Me pregunto si siempre ha sido así. Quiero decir... ¿siempre ha sentido el hombre esa fascinación tan terrible por el dolor? Ella no es una diosa, no, desecha esa idea: es un monstruo. Un monstruo de caderas bonitas y sonrisa complaciente, que pestañea cuando tiene que hacerlo y sonroja sus mejillas en el momento adecuado. En el fondo, ella es una egoísta. Tan solo busca su propio beneficio personal. A veces he llegado a pensar que se alimenta de ellos, uno y detrás otro, y otro, y así hasta el infinito. Que millones de ellos no son suficientes. Los muy estúpidos, los muy idiotas. Si pensaran un poquito más llegarían a darse cuenta de la verdad. Pero no, la sangre se les va a otras partes de su fisionomía y se quedan incapacitados para tomar decisión alguna.
Luego reirán, intentarán reparar la vergüenza diciendo que fue muy fácil, que ella se rindió enseguida, que consiguieron justo lo que querían. Mentira, no puede ser más mentira. Si con tan solo oler su perfume se ciegan, dejan de observar. Huele a... a selva húmeda y a flores abriéndose, a miel derramada, a esencia de todo lo prohibido. Nada que ellos puedan aspirar a poseer nunca. Nunca jamás. Es al revés, es ella quien los posee. Pobres desdichados. El monstruo se crece, se crece. Se alumenta de sus frutos, frutos maduros. Y crece, crece vitalmente. Se desenvuelve en formas sinuosas y movimientos agradables. Demasiado agradables. Trampa mortal para incautos.

Pero mírala, qué hermosa...

viernes, 10 de abril de 2009

¡Ahí va, qué cirio!


Oye, y parece que no, pero es Semana Santa. Digo que parece que no porque –y esto es ironía- no nos están dando una brasa increíble con pasos, señores vestidos de morado, lazos blancos, personas cantando saetas, obispos dando salidas de pata de banco, gente no creyente que carga pasos a saber por qué, miradas horrorizadas cuando uno dice que esos espectáculos le aburren y demás vainas propias de estas fechas.

Y, por supuesto, siempre tienen que salir los gilipollas. No me refiero a la Iglesia y a su maravillosa campaña de lazos blancos en procesiones sino a pequeños grupos de gente, autodenominada de izquierdas, que afirma que deberían prohibirse estos circos. A lo cual yo me pregunto, ¿por qué? Es decir, la libertad de cultos está protegida en el artículo 16 de nuestra Constitución, y es obvio que el Estado debe proteger todos los ritos de cada culto porque si no el derecho no es efectivo. Pero es que además cargar una imagen religiosa está, a su vez, amparado por otra libertad, la de reunión, recogida claramente en el artículo 21.

Sería un atentado gravísimo contra los derechos fundamentales prohibir esas procesiones, por mucho que algunas de las cofradías hayan decidido colocarse lazos blancos en señal de protesta –por otro lado perfectamente válida y legítima, aún más atendiendo a lo delicado del asunto- por la reforma de la Ley del Aborto. Así pues: prohibir las procesiones no, antes bien, protegerlas.

Pero, y esto también hay que tenerlo muy claro, aquí se acaban los deberes del Estado respecto de las cofradías. Así, sigo estando en contra de que se las subvencione (se subvenciona a la Iglesia, ¿no? Pues eso) y por supuesto abogo totalmente por la inmediata disolución de las cofradías de personas que trabajan para el Estado, es decir, las que están formadas por una determinada unidad de trabajo –brigadas, escuadrones, regimientos... no sé cómo se llaman- del Ejército o de la Guardia Civil. Si esas personas, en su vida privada, quieren montar una cofradía, estupendo, están en su derecho. Pero que vayan como representantes del Estado a cargar una imagen, que mientras lo están haciendo suene el Himno Nacional –es decir, el himno constitucional de un país que agrupa a personas con decenas de sensibilidades morales diferentes- y que los compañeros que se niegan o que directamente lo impugnan es totalmente contrario a la separación entre Iglesia y Estado que, se supone, consagra nuestra Constitución.

lunes, 30 de marzo de 2009

Aborto

El objetivo de este artículo es tratar del aborto de forma calmada, intentando justificar una opción ética en principio difícilmente aceptable. Para ello, vamos a partir de las dos posiciones que sostienen los que debaten el asunto: no se trata del tosco y maniqueo “aborto sí - aborto no” que ignora que nadie en su sano juicio puede adoptar una de las dos opciones de forma absoluta. Se trata del dualismo “la mujer tiene algo que decir sobre su embarazo – la mujer no tiene nada que decir sobre su embarazo”. Los lectores coincidirán conmigo en que esto abarca todo el espectro de posturas posibles. Dejémoslo aquí por el momento.

Toda norma –jurídica o moral- regula una conducta bajo tres modalidades: prohibir, permitir u obligar. Es obvio que nadie sostiene la primera con respecto al embarazo, pero, con respecto a las otras dos, se plantea la siguiente pregunta, siempre en el plano de la moral: ¿la madre tiene permitido quedarse embarazada o, por el contrario, es una obligación suya? O, dicho de otra manera, ¿el embarazo es un derecho o un deber? De nuevo, sostengo que esta dualidad abarca todas las posturas posibles acerca del tema.

Así pues, hemos llegado ya a dos dualidades: “algo que decir - nada que decir” y “derecho al embarazo - deber de quedarse embarazada”. ¿Pueden ligarse de alguna manera? Parece claro que sí: es obvio que una persona que sostenga que una mujer tiene el deber moral de quedarse embarazada también afirmará que no tiene nada que decir sobre su embarazo y, por lo mismo, sobre su hipotético aborto. Son estos los que defienden la postura de negativa total al aborto que ayer se manifestó por el centro de Madrid.

Nos quedan por analizar otras tres posturas. La posición “derecho al embarazo --> algo que decir ” no ofrece problemas, y la que sostiene “deber de quedarse embarazada --> algo que decir” es prácticamente indefendible. Ahora bien, ¿es posible apoyar que la mujer tiene derecho al embarazo pero, por el contrario, no tiene nada que decir sobre éste una vez se ha producido? Debemos sostener que no: una persona que considera que el embarazo es una decisión meritoria debería apoyar el aborto al menos en los casos en que el ejercicio de ese derecho le suponga a la gestante un coste desproporcionado (muerte o graves daños a la madre) o que se revele como infructuoso (muerte del feto); igualmente debería hacerlo en el supuesto de que el embarazo no haya sido fruto de la voluntad de la madre, sino que haya venido impuesto (violación), aunque en ese caso existe la posibilidad de la adopción y podría justificarse un rechazo al aborto.

Así pues, tenemos que el rechazo total al aborto sólo puede sostenerse desde la postura de que el embarazo es un deber de la madre. Pasando al plano de lo jurídico, hay que preguntarse si eso es así. Radicalmente NO: por muchas obligaciones morales que puedan imponérsele a una mujer, jurídicamente nunca tendrá el deber de quedarse embarazada. Es tan contrario a los principios que inspiran nuestra Constitución que intentar compatibilizarlo es imposible.

Por ello, y como conclusión: nuestra Constitución y los valores liberales que la inspiran no permiten más que una posición ante el aborto, y es su regulación al menos en algunos supuestos, que serán más o menos amplios según el Gobierno que redacte la ley. El “no al aborto, en ningún caso” no es admisible en el Derecho español.

lunes, 2 de marzo de 2009

Un mundo sin dolor, sin amor, ni imaginación


La esperanza vana del comercio vacuo. Todo se ha convertido en un sucio remolino de pasiones enredadas. Ya nadie sabe quién es ni qué quiere, ni se lo plantea incluso. Para qué, si la sociedad te lo ofrece todo masticado, a modo de papilla ingerida y luego devuelta al exterior. El mundo es feliz y tan solo le interesa demostrar lo mucho que se divierte. Luces de neón de todos los colores alumbran las calles. Hay muchos viandantes fuera, negociando con las mujeres semidesnudas de las esquinas o regateando el precio de la fruta en las aceras. Todo se regatea, todo se compravende. Un día se apagará el Sol y ellos adquirirán uno nuevo por apenas unos millones de euros.

Las terrazas de los chiringuitos de encuentran atestadas de familias sonrientes, de esas con dos hijos y un perro. Recuerdan su nuevo coche con asientos tapizados y mando a distancia para el equipo de sonido y su sonrisa se hace aun más amplia. En la playa, los niños hacen castillos de arena. Luego las olas vendrán a destruírlos, pero ellos ya no estarán allí para verlo. Todo es fugaz, nada existe en el tiempo. Semana tras semana un nuevo superéxito musical es lanzado al mercado. Llenan los pabellones en sus conciertos con índices de asistencia históricos, y enseguida se retiran a las tinieblas para dar paso a la siguiente estrella. En un mes, nadie se acordará de sus nombres.


Y allí está ella. Semidesnuda como cualquier otra, pero con el deseo de triunfar para siempre. Qué disparate. La pobre ilusa no quiere follarse a un productor de televisión privada para entregar los premios en un concurso de azar. No quiere colarse en la última megaproducción de cine porno a base de "tener contactos". Ella quiere hacer arte. Está cansada de escuchar algo que no es música y de contemplar garabatos que distan de ser pintura. Harta de no encontrar un buen libro que leer. Ella quiere hacer belleza.



~Nunca perseguí la gloria, siempre, en cambio, la memoria.

martes, 3 de febrero de 2009

Owned

La situación: un popular presentador televisivo es grabado de extranjis. Está en un ensayo de su programa y una becaria interrumpe para darle un guión. El hombre, que ya es conocido por usar un lenguaje, digamos, naturalista, rompe a gritar, a insultar y a descalificar a la becaria, diciendo que no tiene ni puta idea de hacer su trabajo, siendo inmune incluso a los consejos del regidor sobre lo poco que cobra la chica. La desagradable escena aparece en otra conocida televisión, cuyos reporteros ya han tenido algún que otro rifirrafe con el programa ya citado. Así que los de este segundo medio aprovechan para poner al presentador de vuelta y media y llamar a su compañera de mesa prostituta.

Supongo que todos os habréis enterado de la pirula que le ha hecho el Gran Wyoming a Intereconomía Televisión. Para demostrar que no contrastan las fuentes, se inventó un vídeo donde aparecía humillando a una becaria y lo terminó con un plano en el que la chica y él sacan sendos cartelones; en el suyo pone “Soy cabrón pero no tanto” y en el de ella “Os la hemos colado”. Evidentemente sólo remitió a Intereconomía la primera parte; hoy ha emitido la segunda, dejando a los de la cadena derechista con el culo al aire.

La verdad es que todo el asunto olía a mierda desde el principio. Un vídeo que pretende ser de móvil, grabado con buena calidad y zooms, en que Wyoming actúa como si fuera el jefe de un programa que sólo presenta y que llega directamente a Intereconomía (la cadena que mejor recibiría el regalo), sin pasar por YouTube... no sé, yo lo habría investigado antes de emitirlo. Porque claro, no lo hicieron y así han quedado como han quedado.

La idea me ha parecido muy divertida. Ahora andan todos los blogs fachosos diciendo no se qué sobre la “superioridad moral de la izquierda” y editando diciendo que no se creen que sea un montaje. No, claro, por eso en todo el vídeo se suceden ambas partes sin solución de continuidad, seguidas, sin que se aprecie cambio alguno en decorados, ropa, expresiones o calidad de imagen. No, hijos, os la han colado.

Y sobre la conveniencia ética de grabar el vídeo... bueno, vivimos en un país donde hay libertad de expresión, ¿no es cierto? Y que vengan ahora los amigos de Jiménez Losantos a decirme que hay cosas no amparadas por ese derecho, veréis que risa.

viernes, 23 de enero de 2009

Lucha por tu libertad, la que tanto te enseñaron a amar

Lo que a continuación viene es el relato que escribí para el concurso de literatura de mi instituto. Hoy se ha llevado el primer premio.


Contumelia

El rumor ha ido creciendo en la plaza mientras caía la tarde de domingo. Se ha ido haciendo más fuerte sin que yo prestara atención a lo que llegaba a mis oídos. Todos lo saben, ya. Demasiado tarde. Y demasiado bonita. Ella era demasiado bonita. Quizá eso haya tenido la culpa de todo.

La conocí hace varios años en Kano, no recuerdo ya cuántos. Y me gustó al primer momento. No se puede describir la nuestra como una relación típica, convencional, al uso de una pareja de amantes o de dos prometidos meses antes de casarse. Nos veíamos a escondidas, donde nadie pudiera encontrarnos. Y disfrutábamos esas escapadas, tanto ella como yo, a sabiendas de que podía ser nuestra última oportunidad para estar juntas.

Me enamoré de su cuerpo, de sus ojos, de su boca, de su piel. Tenía (tiene) una piel preciosa: sedosa y brillante, tan negra como el tizón, que cuando se muestra desnuda parece gritar su imperante anhelo de unas manos que la acaricien. Conozco cada uno de los recovecos de esa piel. En qué lugares se vuelve mínimamente más clara, y dónde vuelve a oscurecerse de nuevo, recuperando todo su encanto, todo su esplendor. Conozco cada una de las curvas, las subidas y las bajadas, las entradas y las salidas del interior de su piel. He sabido hacer que se erice hasta el más mínimo vello que cubre esa piel, ese cuerpo. Me he cubierto por las noches con sus brazos, con sus trenzas. He visto sonreír y gritar de placer demasiadas veces a esos ojos, tan azules, como para ahora quedarme indiferente ante lo que está pasando. Ante lo que va a pasar.

Lo acordamos así, desde el principio: si nos descubrían a una, a cualquiera de las dos, ella cargaría también con la culpa de la otra. Pero ahora, ahora, cuando el momento ha llegado, no me siento capaz. No me siento capaz de girar la cabeza en un gesto despectivo y decir que no la conozco, si alguien me preguntara. Esa piel… la tengo demasiado dentro de mí, demasiado marcada en mi memoria. Hoy el rumor ha corrido más de lo necesario, más de lo que habría sido un punto de posible retorno. Ahora, no hay nada que hacer. Solo esperar.

Lo que más me duele es no poder verla una última vez. No poder abrazarla, decirle lo mucho que la quiero, infundirle los pocos ánimos que me fuera posible transmitir. Acariciarle la cara. Limpiarle las lágrimas. Darle un último beso, quizá. Ahora estará en casa de su padre, encerrada. Hasta él tiene que haberse enterado ya. Su piel maltratada, golpeada, violada, desgarrada. Puedo verlo, me duele a mí. Estará llorando, llorará mientras se limpia las heridas, si consigue encontrar agua dentro de la casa. No sé qué estará pensando. Tal vez, solo tal vez, se acuerde de mí. O quizá se arrepienta de todo, de todas las veces, de todas las caricias, de todas las promesas, quizá solo quiera volver al principio y decir que no en el momento en que, quizá, habría tenido que decirlo.

Demasiado tarde. Demasiado tarde para todo. Para escapar, para salvarla a ella, para salvarme yo, para olvidarnos de todo, para deshacernos de esta relación que no iba a ningún sitio o huir juntas del país. Porque hace unos días la vieron salir conmigo de un cobertizo, cogidas de la mano. No me identificaron, a ella sí. Mañana la van a juzgar. Su cuerpo, lleno de moratones producidos por los golpes de su padre, se postrará ante un tribunal. Pero yo sé, ella sabe, lo que va a pasar. La matarán. A pedradas. Por acostarse con una mujer.



Para Cris, que por fin se ha armado de valor y nadie la va a lapidar por ello.


martes, 13 de enero de 2009

Dos fragmentos de dos grandes hombres

Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que fuera lo bastante cuidadoso como para añadir que la tetera es demasiado pequeña como para ser vista aún por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación sobre su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo iluminado, o la del inquisidor en tiempos anteriores.

Bertrand Russell.


Es en este texto donde el filósofo británico Bertrand Russell expresa gran parte de su posición frente a la creencia religiosa. Y es que tiene razón: desde una perspectiva racional no se puede explicar la presencia de una entidad autoconsciente creadora de todo. Simplemente no se puede. Porque son ellos, los creyentes, quienes tienen que dar la explicación, no los que dudamos. La carga de la prueba recae en el que afirma: es quien dice que algo existe quien tiene que demostrarlo. En el ejemplo de Russell: es él quien tiene que demostrar la existencia de su tetera giratoria.

Pero la tetera de Russell se diferencia del cristianismo, el Islam o el judaísmo en que:

La razón por la que la religión organizada merece hostilidad abierta es que, a diferencia de la creencia en la tetera de Russell, la religión es poderosa, influyente, exenta de impuestos y se la inculca sistemáticamente a niños que son demasiado pequeños como para defenderse. Nadie empuja a los niños a pasar sus años de formación memorizando libros locos sobre teteras. Las escuelas subsidiadas por el gobierno no excluyen a los niños cuyos padres prefieren teteras de forma equivocada. Los creyentes en las teteras no lapidan a los no creyentes en las teteras, a los apóstatas de las teteras y a los blasfemos de las teteras. Las madres no advierten a sus hijos en contra de casarse con infieles que creen en tres teteras en lugar de en una sola. La gente que echa primero la leche no da palos en las rodillas a los que echan primero el té

Richard Dawkins.

Y ya está todo dicho, ¿no?

viernes, 9 de enero de 2009

Que el mundo tiene que tener remedio...

Un mal día, la mujer murió. El viejo esperó y esperó, pero ninguno de sus hijos volvió a casa para lamentar la muerte de su madre. Entristecido y acabado, sintiéndose basura inservible, enterró a su mujer y abandonó el pequeño huerto, encerrándose en un mundo de melancolía que le hizo perder la poca razón que le quedaba.
Otro mal día, llegaron las máquinas. El millonario propietario de los terrenos había vendido el gran huerto a una empresa constructora, que se disponía a edificar allí bloques de viviendas.
Llegaron por la mañana, con el amanecer, despertando al pobre viejo de la insípida duermevela en que se encontraba. Eran palas y tractores, que en apenas unas semanas limpiaron totalmente la tierra de cualquier pequeño rastro de naranja que hubiera podido quedar. El huerto se moría; el viejo también.
Aparecieron entonces los constructores, llenando todo de ruidos y planos, de grúas y estruendo. El viejo, en su pequeña casa, cerraba las cortinas deseando que todos se fuesen, dejándolo en paz con el recuerdo de su mujer y su huerto, el gran naranjal que recorría la llanura y su diminuta plantación de verduras.
Cuando los dúplex se levantaron, no acudió nadie a comprarlos. Y así, año tras año, el bonito césped que antaño estaba tan verde se fue pudriendo, la pintura naranja de las fachadas se rajó, los relucientes tejados de caliza se llenaron de desperdicios arrastrados por el viento, y la primera de las casas, de pésima construcción, se derrumbó.

Fue la señal esperada para que multitud de especialistas se acercaran al lugar, como ratas ante la comida. Dictaron la peligrosidad de la deshabitada urbanización, y al mes y medio volvieron, trayendo consigo de nuevo las máquinas, que se encargaron de demoler los edificios y retirar, una vez más, todo lo que quedase de ellos.
El viejo se asomaba a las ventanas, sin comprender, y pensaba el infeliz que quizá volvieran a plantar los naranjales, y que él saldría entonces, como si le hubieran devuelto una vida, a cuidar de su diminuto huerto. Y su mujer volvería un día, caminando como cuando vivía, trayendo tras de sí a sus hijos, pesarosos de no haber visto a sus padres en más de cuarenta años.
El dueño de la constructora, irritado por el fracaso de la urbanización, se quitó de en medio estas tierras poniéndolas en subasta. Las adquirió así un hombre maduro, amigo de las juergas, dueño de un par de casinos y una casa de apuestas. Pensó quizá en hacer la inversión de su vida, y a las pocas semanas regresaron las máquinas y los constructores, preparando la gran construcción que su ludópata y vicioso jefe tenía en mente.

El viejo, arropado inútilmente tras la ya enmohecida cortina, lloró. Lloró profundo, presa del dolor que le causaba ver aquello, tan hermoso hacía diez años, desmoronándose en pedazos. Lloró por él, que lo había perdido todo. Lloró por su mujer, que habría llorado también de haber visto aquello. Y lloró por el gran naranjal y por su pequeño huerto, que habían muerto ya, como él y su mujer, que estaría enterrada en aquel desierto que los estúpidos hombres estaban creando a su alrededor.
Tardaron dos años, pero la nave se levantó al fin, triunfal, rodeada de aparcamientos kilométricos, de estériles jardines de asfalto y junto a la casa del pobre viejo.
Llegó la gente al segundo día, haciendo ruido, apestando aquello con los motores de sus magníficos coches. Y aquella noche, la música comenzó, para no parar hasta ahora. Y la música produjo un remolino, un tornado de acontecimientos entre los que se encuentra todo lo que antes te he contado.

El dueño de los casinos, aburrido, se desentendió de la nave hace ya mucho tiempo, pero esta sigue aquí, intacta. La misma música, el mismo ruido, y hasta aseguraría que la misma gente que hace cinco años, si no hubiera visto salir y entrar a muchos.
Un día, al año de que la nave se abriera, alguien metió una pistola. No sé cómo sucedió, pero dos borrachos jugaban con ella y dispararon a donde no debían.
El viejo, después de trece años, había salido de casa. Se había acercado al pequeño huerto que antaño cuidó su mujer, y como un zombi, había cogido un pequeño rastrillo que se encontraba olvidado en el suelo. Pensaba renacer, quizá; no sabía lo que pensaba.
La bala le alcanzó en el pecho, desprevenido. Abrió los ojos sin saber qué pasaba, cayó al suelo y murió.