martes, 9 de junio de 2009

Conoce tus derechos

Número 1: Tienes derecho a no ser matado. El asesinato es un crimen, excepto si es cometido por la policía o la gente con dinero.

La calle, tan vacía como siempre. Avanzas cabizbajo, no sabes lo que quieres. Tú, que siempre habías creído saberlo. Ahora te refujias en pantalones tobilleros y piedras en los bolsillos. Nada queda, nada queda de todo lo que fuiste, de todo lo que eras. No voy a preguntar qué fue de eso. No quiero una explicación. Simplemente sonríe. No. Sonríe. No. Oh, mierda, sonríe, sonríe como cuando hablabas de esas piedras no en las manos, sino en el aire. Cuando creías que esas piedras podían cambiar algo. Cuando tus piedras tenían forma de palabras y de ideas estructuradas, que iban escapando una a una fuera de ti en forma de entrañas escupidas a la cara del contrario. Cuando en realidad no había contrario. Cayó ella, cayeron todos, uno por uno, en un mudo grito de angustia que fue apagado por los golpes de las culatas. Cayeron tus puños en alto. Se cayó, se calló tu alma.

Número 2: Tienes derecho al dinero de los alimentos que produces. Por supuesto, no importa un poco de investigación, humillación. Si se te ocurre decir algo, rehabilitación.

Te esperan al final del túnel, eso dicen, al menos. ¿Vas a reunirte con ellos? ¿En serio crees que merece la pena? Ya lo hiciste, no hay marcha atrás. Ojo por ojo, diente por diente... y que el mar se trague los restos. Ya sabías lo que iba a pasar, era imposible que todo acabara de otra forma. Ellos lo hicieron, te jodieron la vida, os la jodieron a todos. Después de eso, tenías dos opciones. Elegiste no tragar más, no aguantar más mierda. Y hay quien diría que tú te lo has buscado, pero yo sigo pensando que hiciste lo que debías. Ya has aguantado bastante, ya has lamido los suficientes culos. No tenías más remedio. Te lo quitaron todo.

Número 3: Tienes derecho al libre discurso, mientras seas lo bastante mudo como para no expresarlo.

Te lo creíste, te lo creíste todo. Las promesas nunca han sido más que eso, promesas, y más en este contexto. Ahora quiero ver ahí, en esos ojos azules, una mirada de orgullo. Dirigida a ti mismo. Muerte o gloria. Grita más que nunca, más que nunca. Y nunca olvides, ésa es la única forma efectiva de dejarse morir.


¿Tus otros derechos? ¿Éstos no son bastantes?
Tienes derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que digas podrá ser usada en tu contra.

1 comentario:

Vimes dijo...

"En EE.UU. tenemos tres dones de Dios: libertad de expresión, libertad de culto y buen criterio para no ejercer ninguno de los tres"

Mark Twain (aprox.): lee su libro "Las tres R", una colección de artículos sobre Raza, Religión y Revolución.